María José Miguelez Carrasco - Verín (18 años)
Hemos llegado de Cracovia. Teníamos tanto miedo a
partir en estos momentos que estamos viviendo de desacuerdo entre la sociedad…
Pero allí éramos de muchos países, con muchos idiomas, pero todos nos sentíamos
seguros, sin amenazas, sintiendo el calor de unos y otros, hablando un solo
idioma: el que nos ha enseñado nuestro padre, el Padre de todos.
No puedo describir lo que siento en mi interior…
¡porque es algo que hay que vivir! No creo a quien dice que la juventud no
participa en la Iglesia ya que nunca he visto en ningún concierto de ningún
famoso tantos miles de jóvenes.
Algo que hemos podido vivir estos días ha sido la
práctica de las obras de misericordia: los polacos nos daban de comer, de beber,
nos acogieron y alojaron con gran hospitalidad haciéndonos sentir cómodos; y
entre nosotros supimos consolarnos, corregirnos y perdonarnos.
Ha sido una JMJ en la que me he percatado de que ¡la
juventud está de moda en la Iglesia! Y a los jóvenes: animaros a que vengáis a
hacer viva a esta Iglesia; no os quejéis si no probáis esta alegría.
¡Esta es la
juventud del Papa! Este ha sido el grito de ¡¡¡la
Juventud de Jesús!!!
Testimonio JMJ de José Manuel
Salgado Pérez (sacerdote de la UaP DE Verín):
¿Quién ha dicho que ser cristiano es aburrido?
¿Quién ha dicho que vivir la fe en Jesucristo es algo triste? ¿Quién ha dicho
que la Iglesia es una institución del pasado? ¿Quién ha dicho que no hay
jóvenes cristianos? La JMJ de Cracovia ha sido una ocasión magnífica para
recordar al mundo que la Iglesia está viva y es joven, una oportunidad para
recordar a los jóvenes que solo Cristo puede llenar los deseos de felicidad y
plenitud que brotan en su corazón.
Como sacerdote recién ordenado esta JMJ ha sido un
regalo de Dios, especialmente por poder acompañar a diez jóvenes de Verín que
por primera vez participaban en uno de estos eventos. He podido contemplar cómo
para muchos ha cambiado la imagen de la Iglesia, cómo han visto renovada su fe
y han comprendido que la alegría es el signo distintivo de los discípulos de
Jesús.
Me han impresionado profundamente dos realidades: en
primer lugar la fe y la hospitalidad de los polacos. Polonia es un país que ha
sufrido mucho, en el que la Iglesia ha pasado momentos de mucha dificultad y,
en medio de tanto dolor, sorprende ver como su identidad más profunda ha sido y
es ¡ser cristianos!
En segundo lugar, “me han roto todos los esquemas”
los jóvenes de Siria, Egipto, Iraq, etc. que en medio de sangrientas
persecuciones en sus países han acudido a Cracovia llenos de entusiasmo y sin
perder la esperanza. Son un ejemplo de paciencia y fortaleza en medio de la
prueba. He tenido la oportunidad de hablar con un joven de Iraq y me decía que
son ellos quienes rezan por nosotros porque Europa, aunque no sufra tanta
persecución como su país, es un continente que está rechazando sus raíces
cristianas y ésa es precisamente nuestra gran tragedia: en la medida en que
damos la espalda a Dios, vemos como nos deshumanizamos.
Ha sido un encuentro marcado por el testimonio y la
presencia de santa Faustina Kowalsca y san Juan Pablo II. Estos dos apóstoles
de la Divina Misericordia nos han acompañado y alentado en nuestra
peregrinación.
¡En Cracovia nos hemos sentido miembros vivos de la
Iglesia! ¡Hemos experimentado la presencia del Señor resucitado! ¡Nos hemos
encontrado con el Dios de la Misericordia! ¡Hemos recobrado la alegría de la
fe! ¡Hemos hecho lío, mucho lío!
Ante la Virgen de Czestocowa nos hemos dejado mirar
por nuestra Madre del cielo que una vez más nos ha dicho: ¡Haced lo que Él os diga!
Y… ¡¡¡de Cracovia a Panamá!!! Preparamos ya la
próxima JMJ en 2019 y, sobre todo, vivimos en el día a día la fe que en este
encuentro hemos revitalizado: la fe en el Dios que en Jesucristo ha salido a
nuestro encuentro, el Dios con entrañas de misericordia.
¡Recemos por los
frutos de la JMJ! ¡Recemos por los jóvenes! Cada niño, cada adolescente, cada
joven necesita encontrarse personalmente con Jesucristo y descubrir que solo Él
puede colmar los deseos de felicidad y plenitud que surgen en su corazón. ¡No
nos cansemos de llevar la Buena Noticia, que es el Evangelio, a la juventud!
Queridos jóvenes,
escuchad lo que os dice san Juan Pablo II: “¡Id con confianza al encuentro de
Jesús! Y ¡no tengáis miedo de hablar de Él!, pues Cristo es la respuesta
verdadera a todas las preguntas sobre el ser humano y su destino. ¡Vosotros
sois la esperanza de la Iglesia y de la sociedad!”.
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