Melissa
Salgado Pérez, 21 años (de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús)
Una
JMJ siempre es un momento de gracia y de alegría. Esta era para mí la segunda,
después de participar en el 2011 en la de Madrid.
Yo,
junto con otros 10 jóvenes de Verín y los seminaristas de nuestra diócesis,
acompañados por otros grupos de Galicia, emprendíamos camino hacia Cracovia el
26 de Julio a este encuentro con el Papa.
Fueron
10 días cargados de emociones, de alegrías y de momentos inolvidables.
Visitamos
Praga y París, pero sin duda que los mejores días fueron en Cracovia.
Puedo
reconocer que a esta JMJ yo iba con miedo, e incluso con menos ganas que a
Madrid, pero bendito el momento en el que dije si voy, me lancé y me encaminé a
Cracovia, no me cansaré de dar gracias a Dios.
Me
sorprendió la enorme generosidad de la gente en Cracovia, aunque no me alojé
con familias pude ver y sentir su entrega con nosotros; cuando el sábado,
caminando los 8 km para llegar al Campo de la Misericordia y participar en la
Vigilia, familias enteras salían de sus casas a darnos todo lo que tenían, ya
fuera agua, comida o simplemente una sonrisa animándonos; sentí como no importa
el idioma, la nacionalidad... Nos unía el amor en Jesuscristo. Y por supuesto
que no me puedo olvidar del voluntario que nos acompañó cada día en Cracovia,
un chico joven, de apenas 18 años que se desvivió por darnos lo mejor de él,
aunque apenas nos podíamos comunicar por palabras sus gestos, su sonrisa y su
entrega lo decían todo.
Para
mí el momento más especial fue el sábado a la noche, con la exposición del
santísimo, nunca dejará de sorprenderme el silencio de millones de jóvenes ante
su presencia, en nuestro mundo, lleno de constantes ruidos, solo Él es capaz de
callarlos.
Y
no puedo dejar de mencionar lo mucho que me impresionó el testimonio de Rand,
una joven Siria que participó con otros 20 jóvenes de su país en esta
JMJ, con sus palabras sinceras pude darme cuenta de lo actual y real que es la
muerte de tantos y tantos cristianos, jóvenes como tú y como yo que cada día
mueren a causa de su fe en Cristo, que la chica que en ese momento estaba
hablando había arriesgado su vida por estar ahí, que ya había perdido a varios
de sus amigos y que no sabía que le esperaba al regresar a casa. Creo que a todos
nos emocionó su valentía y nos hizo preguntarnos ¿y hasta donde llegaría mi
amor por Jesús?
Con
esta JMJ renové mi fe en Cristo, me sentí importante para Él a través del
sacramento de la penitencia, Él me fortaleció con su perdón. Y me atrevo a hacer
mías las palabras del Papa Francisco: "Dios me ama tal como soy, no hay
pecado, defecto o error que lo haga cambiar de idea".
Testimonio de Fran
González Diz (joven de la Parroquia de Verín)
Mi
nombre es Fran y tengo 14 años. Si alguien hace tres años me contara como iba a
ser mi futuro a día de hoy...no lo hubiera creído. Yo era un chaval como tantos
otros que protestaba y lloriqueaba cuando alguien decía en casa hay que ir a
Misa!!! Hasta cuando teníamos una celebración Bautizo, Boda o Comunión pedía que
estuviera la Iglesia llena para no entrar...que rollo!!! Todo cambió a raíz de
prepararme para el Sacramento de la Confirmación. Me uní al grupo Parroquial
junto con jóvenes como yo y sacerdotes estupendos que se interesaban por
nuestras inquietudes, preocupaciones, problemas e incluso nuestros gustos. A
través de ellos y de la palabra de Dios entendí muchas cosas que sentía y
encontraba curas o alegrías por ellas. Me ofrecieron ir al encuentro de las
juventudes Europeas el año pasado en Ávila por supuesto que acepté, en casa no
lo podían creer, que quisiera voluntariamente participar de algo que tenía que ver con la Iglesia, con la de veces que hice enfadar a mi madre y mi abuela!!!.
El encuentro fue genial, no sólo rezamos y escuchamos la palabra de Dios, participamos
en juegos con jóvenes de distintos lugares, ayudamos a las monjitas a
recolectar fruta, ayudamos y colaboramos en todo lo que pudimos...y sabéis que?
Me sentí genial! El regreso de esa convivencia no me fue nada fácil, ya que enfermé de salmonelosis y la verdad es que fueron días horribles. Mucha gente
se interesó por mi estado y cada día familiares, amigos y los sacerdotes
rezaban y me animaban, también hubo gente que le dijo a mi madre ¿por qué no
denunciáis? Igual os compensan por eso...tanto mi madre como yo no podíamos
creer lo que escuchábamos... ¿es que se arregla todo con dinero? ¿Es que no
piensan que lo que comí nos lo hicieron con todo el amor del mundo, gratis y
con las mejores intenciones? Como íbamos a denunciar a quien nos abrió las
puertas y nos dio de comer... A raíz de ahí comencé a colaborar con la Iglesia,
cada Domingo acudía a mi cita con Jesús por voluntad propia. Un día nos dijeron
que se celebraba la JMJ en Cracovia, fui uno de los primeros en apuntarme, no
he sido buen estudiante, y mis padres me dijeron que si no me esforzaba no podría
ir...Así que me puse manos a la obra y lo conseguí. Muchos Domingos y ferias
montábamos un puesto donde vendíamos galletas magdalenas y cosas que hacíamos
nosotros y que la gente nos donaba para conseguir dinero para ese viaje, y sabéis
¿qué? Pues que la gente era muy bondadosa con nosotros y nos ayudó en todo lo
que pudo. Llegó el día en que se cumpliría nuestro sueño, llenos de alegría
emprendimos viaje y con ganas de comernos el mundo. He conocido muchos sitios,
a mucha gente de otros países y hasta he hablado inglés, que si me ve mi profe
Chiqui, no se lo cree. Ha sido algo muy difícil de expresar, ver y sentir a
tantos jóvenes como nosotros unidos ante ese Jesús que nos quiere enseñar a vivir
felices. Y la felicidad me he dado cuenta que no se encuentra en el sofá con la
play, ni con el móvil de última generación... la felicidad la he encontrado
entre la gente que me ha ayudado, escuchado y regañado...la he encontrado
cuando he reconocido mis falta y he pedido perdón...que descarga se siente!! Es
paz interior....gracias a todos los que me habéis ayudado, a quitar esta venda de
los ojos, gracias a los que me ayudáis a ser cada día mejor!!
Testimonio de Pablo Vega
dos Santos, 15 años (joven de la Parroquia de Verín):
Este
último mes 12 jóvenes de Verín hemos estado en la Jornada mundial de la
juventud en Cracovia. Fueron unos días inolvidables, visitando países como
Francia República Checa y también Polonia. Lo que más me impresionó de este
evento a parte de todas las personas que fueron, fue la gran fe en Dios que
tienen los jóvenes de todo el mundo. Algunos de Verín tuvimos la gran suerte de
ver desde cerca al papa. También quería agradecer a todas esas personas que
colaboraron con nosotros... gracias... Y la siguiente a Panamá.
Testimonio
de Iván Paradela Alonso, 16 años (seminarista menor de la Parroquia de Oímbra):
Fue
una experiencia muy enriquecedora para todos aquellos que asistimos a la JMJ de
Cracovia, al principio estábamos un poco asustados pero cuando llegamos y
empezamos a conocernos fue todo más modesto. Al principio estaba algo nervioso ya
que nunca asistiera nunca antes a una JMJ. Pero después me di cuenta de que
nunca antes volvería a tener la oportunidad de estar presente en un acto tan
importante aunque pienso en volver a la
siguiente que se disputará en Panamá en 2019.
El
pasado 26 de julio jóvenes de Verín iniciamos un viaje donde recorrimos más de
media Europa. Hemos cruzado países tan grandes como Francia o Polonia. Hemos
conocido gente y compartido momentos que ya forman parte de nosotros. Hemos
conocido al Papa y hemos descubierto que más de dos millones de jóvenes como
nosotros y nosotras comparten la fe, y que sobre todo, la viven.
Es
bueno llegar a casa y descubrir que ya no eres la misma, que algo bueno ha
cambiado dentro de ti, que te dice que vivas distinto, en la fe, en el prójimo,
en el amor. Algo que te dice que seas una versión mejorada de ti misma.
Nos
vemos dentro de tres años, con la misma ilusión, las mismas ganas y la misma fe
en Panamá.
Testimonio
de Iria Diz Blanco, 15 años (joven de la Parroquia de Verín)
En
este último mes la gente de Verín junto con otros países hemos experimentado
esta ocasión que nos refuerza espiritualmente como personas. Creo que ha
servido de mucho tanto a nivel espiritual como personal, algo que no se
olvidará jamás. El saber que sales de tu país con un grupo de jóvenes
dispuestos a ver al Papa supone en ti una experiencia inolvidable, algo que
repetirás una y otra vez, al ver tanta gente reunida de diferentes países,
todos con una misma creencia me ha aportado cantidad de sentimientos emotivos.
Gracias a todas las personas que colaboraron para hacer esto posible, y nos
queda Panamá en 2019 que la esperamos ansiosos.
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