
Momentos para la reflexión, el canto, la oración personal y en silencio, testimonios, la Eucaristía... fueron hilando nuestro día que acabó de forma sublime con la Adoración Eucarística.
Desde las Delegaciones de Juventud y Vocaciones queremos agradecer a Rogelio Cabado y a su esposa Marian su buen hacer, su testimonio, su entrega y disponibilidad, a las Madres Carmelitas Descalzas y a las Hijas de la Divina Providencia de la Casa de Ejercicios su estupenda acogida y oración por nosotros y a D. Francisco Prieto por acompañarnos en la Eucaristía y animarnos a que "sin miedo escribamos la canción de nuestra vida"
Gracias a todos los que habéis participado, esperamos volver a veros el año que viene haciendo música nuestra oración.
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