“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz”. (IS 9,2)
El momento de la bendición y envío fue realmente especial, orar con y por la pareja que se me encomendaba, sintiendo la fuerza del Espíritu… Los acompañé a la puerta de la iglesia y me dispuse a orar con toda la intensidad de que era capaz… pedía les ayudase a ser luz para las personas con las que hablasen y que se sintieran alegres y felices en esta experiencia de evangelización.

Otro momento único fue al volver las parejas, que estaban en la calle, regresamos junto a Jesús a darle gracias por todo lo vivido y recibimos su bendición. Esto terminó en una gran explosión de júbilo y alegría que sólo el Espíritu puede dar.
Doy gracias al Señor por todos los que participamos: el ministerio de música, acogida, intercesión, calle, sacerdotes… todos los que hicieron posible con su esfuerzo que pudiera llevarse a cabo una vez más una luz en la noche… siendo en el mundo destellos de Dios en un puñadito de barro.
Rocío Novo Baamonde
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