Nada más llegar a Carracedo, dispusimos todo para la celebración: la casa, el comedor, la comida y algo tan importante como el fuego; todo esto en un bonito ambiente de amistad y alegría. También pudimos asistir a misa en una de las parroquias del Sr. Delegado de Juventud, D. Julio Grande; en Beacán.
Siguiendo los cánones, tras el churrasco y las castañas, otro de los sacerdotes que nos acompañaba, D. Francisco Martín, de la parroquia de Santa Teresita, nos animó y mucho la tarde con unos divertidos juegos en los que más de uno debían acabar con la cara pintada...
Con misterio y "nuevos acompañantes y habitantes en la casa de Carracedo" dejamos todo limpio y recogido para, quien sabe..., el magosto del año que viene.
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